Inmunizaciones

Por qué inmunizar?

Por qué inmunizar a nuestros niños? A veces nos confunden los mensajes en los medios de comunicación. Primero se nos asegura que, gracias a las vacunas, algunas enfermedades casi han desaparecido de los Estados Unidos. Pero también se nos advierte que debemos inmunizar a nuestros niños, a nosotros mismos como adultos, ya los ancianos.

Las enfermedades se están volviendo raras debido a las vacunas.

Es cierto que algunas enfermedades (como la poliomielitis y la difteria) se están volviendo muy raras en los Estados Unidos. Por supuesto, se están volviendo raras en gran parte porque hemos estado vacunándonos contra ellas. Pero todavía es razonable preguntar si realmente vale la pena seguir vacunando.

Es como rescatar un barco con una fuga lenta. Cuando empezamos a rescatar, el barco estaba lleno de agua. Pero hemos estado rescatando rápido y duro, y ahora está casi seco. Podríamos decir: “Bueno, el barco está seco ahora, para que podamos tirar el cubo y relajarnos”. Pero la fuga no se ha detenido. Pronto notaríamos un poco de agua entrando, y pronto podría estar de vuelta al mismo nivel que cuando comenzamos.

Mantenga la inmunización hasta que se elimine la enfermedad.

A menos que podamos “detener la fuga” (eliminar la enfermedad), es importante mantener la inmunización. Incluso si sólo hay unos pocos casos de enfermedad hoy en día, si nos quitamos la protección dada por la vacunación, más y más personas se infectarán y propagará la enfermedad a otros. Pronto vamos a deshacer el progreso que hemos hecho a lo largo de los años.

Japón redujo las vacunas contra la tos ferina y se produjo una epidemia.

En 1974, Japón tenía un programa de vacunación contra la tos ferina con éxito, con casi el 80% de los niños japoneses vacunados. Ese año sólo se notificaron 393 casos de tos ferina en todo el país y no hubo muertes por tos ferina. Pero luego empezaron a difundirse rumores de que la vacuna contra la tos ferina ya no era necesaria y que la vacuna no era segura, y en 1976 sólo el 10% de los niños se vacunaban. En 1979 Japón sufrió una epidemia de pertussis importante, con más de 13.000 casos de tos ferina y 41 muertes. En 1981, el gobierno comenzó a vacunar con la vacuna acelular de pertussis, y el número de casos de pertussis volvió a caer.

Qué pasa si dejamos de vacunar?

Entonces, ¿qué pasaría si dejáramos de vacunarnos aquí? Las enfermedades que son casi desconocidas marcarían un regreso. En poco tiempo veríamos epidemias de enfermedades que están casi bajo control hoy en día. Más niños se enfermarían y más morirían.

Vacunamos para proteger nuestro futuro.

No vacunamos solo para proteger a nuestros hijos. También vacunamos para proteger a nuestros nietos y sus nietos. Con una enfermedad, la viruela, “paramos la fuga” en el barco erradicando la enfermedad. Nuestros niños no tienen que recibir vacunas contra la viruela porque la enfermedad ya no existe. Si seguimos vacunando ahora, los padres en el futuro podrán confiar en que enfermedades como la polio y la meningitis no infectarán, paralizarán ni matarán a los niños. Las vacunas son una de las mejores maneras de poner fin a los graves efectos de ciertas enfermedades.